jueves, 18 de junio de 2009

Salud y sujeto

Un estallido erótico se produjo con la fuerza de mil bomba nucleares. La energía estaba libre y libremente viajaba con vehemencia sin bordes ni detenciones. Algo debía ocurrir ...

El estallido tenía que ser contenido, apaciguado, encapsulado, acotado por una función de corte.

En ese mítico momento entre circulaciones y efluvios la energía se depositó el los bordes de la carne de aquel ser, era una película de tallaba los contornos dando paso a la fundación de un cuerpo.

La energía formaba fronteras entre, lo externo y lo interno, el uno y el otro.

Un borde erótico entre su intimo mundo interior, fascinante, complejo, casi inaccesible. Un borde erótico entre el inmenso mundo de otros.

La energía pujante, se constituía en un escriba inconsciente, trazaba mapas, creaba regiones y accidentes en el nuevo habitad del sujeto.

Así la libido se depositaba con diferente intensidad en todos los lados del flamante cuerpo, en los genitales, en la boca, en las extremidades en el interior de cada órgano vital.

Como con un alo de luz se pintaban la carne, los huesos y la fronteras.

Claros oscuros diferentes en la construcción de cada sujeto.

Existían infinitas intensidades que marcaran infinitos intereses, el color de ojos, la nariz, la ulcera, los pies, el pulmón, los pies, las uñas, etcétera

La historia familiar de cada uno marca la huella de lo inconsciente en el cuerpo que soportamos.

Poco a poco y en un tiempo lógico prudencial, la energía libre queda ligada a un cuerpo intentando evitar los excesos y la explosión del mismo.

Ya no pueden darse ni tremendos estallidos mi profundos vacíos, el sujeto coexiste con su pulsión.

Cada uno y cada otro pintado por su carga constante trata de ligarla, soñando creando, escribiendo, fabricando síntomas, hablando y hablando.

Pero para hablar se necesita otro, y la palabra es la que produce que el sujeto no implote en su propia soledad, no se quede sin el otro mirándose así mismo, ahogándose en su propia imagen como el viejo Narciso.

Entonces se puede pensar :

¿Por qué algunos órganos se dañan y otros no? (síntoma psicológico)

¿Qué pasa cuando toda la energía se pone dentro y no hay interés por nada? (depresión)

¿Dónde va a parar parte de la energía cuando nos enamoramos? (al otro)

¿Un sujeto se muere por ausencia de energía o por exceso de energía libre? (pienselo)

¿La terapia sirve para ligar energía? (si, una terapia psicológica esta hecha de palabras)

La salud se obtiene junto al otro, con el otro y por los otros.

El vínculo contribuye a la sanación.

Pero si bien estas reflexiones son ciertas, también se puede afirmar que

los hombres siembre soñaron y sueñan en controlar las variable de la vida.

Controlar la energía vital, erótica de uno, de otro y de todos. A pesar de los esfuerzo de la humanidad no existe quien no sucumba ante la energía libre. Todos morimos de algo y muchos morimos por nuestros propios síntomas inconscientes.

Por esto de lo que se trata es que nuestra energía deje huellas y circule en la vida del otro, creando historias y relatos. Por ende expresando nuestro discurso y escuchando otros, seguramente nuestras vidas cobraran algo sentido en su segmentado viaje.

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