Cuando alguien llega a algún lugar para forjarse el porvenir, lo primero que pregunta es donde queda el centro, el hospital, la escuela para los hijos. Con el correr de los días comienza a tomar contacto con sus vecinos, generalmente en tono humilde, se fija cuales son las costumbres del lugar, se interesa por las tradiciones, y lentamente comienza a integrarse a esa sociedad que no le pidió nada y le abre los brazos.
Tierra del Fuego, el fin del mundo, el centro geográfico del país, o el culo del mundo, como usted prefiera llamarlo, es un lugar en el mundo que le abre los brazos a todos: no mira orientación sexual, religión, formación académica, si sos argentino, extranjero, honesto, delincuente, trabajador o atorrante. En algún grado este lugar, me recuerda a las películas del lejano oeste estadounidense: el lejano sur.
Antiguamente el sur era un lugar de castigo; se castigaba a los militares enviándolos a destinos en el sur, se enviaban a los condenados al presidio de Ushuaia, se enviaba a los policías territoriales norteños castigados al sur. Estábamos tan lejos, que ni la gendarmería estaba aquí.
El problema lo tenemos ahora, que muchos dicen ser “fueguinos por opción y por necesidad”. Allí comienza la trama argumental de la pelicula de vaqueros e indios, sin ley, donde prevalece el más fuerte, el que la tiene más grande.
No comulgamos con la asociación rural de Tierra del Fuego, poco tenemos en común, ellos tienen las tierras apropiadas por la fuerza a los pueblos originarios, y nosotros creemos que la tierra es para producir, para que la gente pueda tener un lugar donde vivir, para que el estado pueda construir escuelas, hospitales, rutas, aeródromos, urbanizar y brindarle la oportunidad a los ciudadanos a tener una vivienda familiar. Creemos en la tierra productiva, que paga impuestos, que es comercializada a precio justo.
El antiguo puente colgante sobre el río grande, no es de la rural, hace muchos años que pasó a manos del Estado y ahora es patrimonio cultural de toda la población de Tierra del Fuego, por eso defendemos el puente, porque es nuestro.
En este lejano sur, a veces soplar y hacer botella es moneda corriente, tipos que en otras circunstancias la mujer no les dejaría ni gobernar el sueldo a fin de mes, hoy los tenemos al frente del Estado gobernando miles de millones de pesos, gobernando la salud, la educación, la seguridad, el presente y el futuro de miles de familias. Estos personajes jamás van a trabajar por la identidad de un pueblo, jamás lo harán, porque un pueblo con identidad los echaría a patadas.
Por un minuto, usted se imagina una ciudad con las veredas limpias, con césped, con edificios bien cuidados con escaleras limpias, semáforos que funcionen, pavimento que no se rompa, cloacas en perfectas condiciones, un río limpio sin contaminación, gimnasios en todos los barrios, centros culturales, jóvenes movilizados por la política, el arte, el deporte, y las tradiciones? Bueno para lograr eso tenemos que tener identidad: sentirnos, y ser fueguinos; sentirnos riograndenses y ser riograndenses.
El Puente, el cementerio profanado de la margen sur, el cementerio frente a la Misión Salesiana, el río contaminado, las aguas de las cloacas que se rebalsan y corren por las calles de la ciudad donde juegan nuestros hijos, la mierda de perros sobre las veredas y el poco pasto que tenemos, los vecinos que odian y reniegan de vivir en este lugar, todo esto es la demostración de la incapacidad como sociedad para defendernos, para hacer que las cosas sucedan y que vivamos como personas civilizadas.
El lejano oeste estadounidense ya no existe más, los pillos y delincuentes fueron desplazados por familias decentes y laboriosas que hicieron imponer la ley y el orden, que hicieron prevalecer los principios y los valores; no hubo más lugar para los forajidos y aventureros.
Tenemos que trabajar todos para dejar de ser el lejano sur, el lugar donde solo se viene por la plata, escapado o castigado, tenemos que hacer de Tierra del Fuego nuestro hogar. Entonces la corriente del río no se llevará más la historia, los pioneros, sus hijos y sus nietos tendrán un lugar, porque hoy no lo tienen. Hace no mucho tiempo falleció un suboficial retirado de la policía de tierra del fuego, este suboficial había pasado por el Batallón de Infantería Nro. 5 cuando todavía era Destacamento de Vigilancia y Seguridad, luego ingresó a la policía de la gobernación marítima de Tierra del Fuego; en aquellos años jurídicamente éramos gobernación marítima, luego fuimos provincia de Patagonia con Santa Cruz, y posteriormente volvimos a ser territorio nacional. Tuve el honor de participar de su funeral acompañando a familiares y amigos, y pude contemplar en silencio el rostro de viejos vecinos del pueblo, antiguos pobladores, pioneros, como usted prefiera llamarlos. Mi indignación fue mayor cuando observé una ausencia total por parte de la policía provincial, sinceramente pensé que merecía una guardia de honor, aunque sea un aspirante a agente parado junto al ataúd. Así somos, permitimos que el río se lleve todo sin pena ni gloria. Ese hombre le dio toda su vida a este lugar, le dio su juventud, su salud, le dio hijos y nietos, y no pidió nunca nada a cambio, tal es así que sus huesos hoy nutren la tierra, devolvió todo lo que recibió y mucho más. Algún día nuestros héroes muertos recibirán los honores adeudados, algún día recogeremos los pedazos de historias y con el ejemplo y lo mejor de ellos haremos banderas para guiar a un pueblo con identidad que ama el lugar donde vive, que lo defiende, lo honra y lo engrandece.
Tenemos que trabajar todos para dejar de ser el lejano sur, el lugar donde solo se viene por la plata, escapado o castigado, tenemos que hacer de Tierra del Fuego nuestro hogar. Entonces la corriente del río no se llevará más la historia, los pioneros, sus hijos y sus nietos tendrán un lugar, porque hoy no lo tienen. Hace no mucho tiempo falleció un suboficial retirado de la policía de tierra del fuego, este suboficial había pasado por el Batallón de Infantería Nro. 5 cuando todavía era Destacamento de Vigilancia y Seguridad, luego ingresó a la policía de la gobernación marítima de Tierra del Fuego; en aquellos años jurídicamente éramos gobernación marítima, luego fuimos provincia de Patagonia con Santa Cruz, y posteriormente volvimos a ser territorio nacional. Tuve el honor de participar de su funeral acompañando a familiares y amigos, y pude contemplar en silencio el rostro de viejos vecinos del pueblo, antiguos pobladores, pioneros, como usted prefiera llamarlos. Mi indignación fue mayor cuando observé una ausencia total por parte de la policía provincial, sinceramente pensé que merecía una guardia de honor, aunque sea un aspirante a agente parado junto al ataúd. Así somos, permitimos que el río se lleve todo sin pena ni gloria. Ese hombre le dio toda su vida a este lugar, le dio su juventud, su salud, le dio hijos y nietos, y no pidió nunca nada a cambio, tal es así que sus huesos hoy nutren la tierra, devolvió todo lo que recibió y mucho más. Algún día nuestros héroes muertos recibirán los honores adeudados, algún día recogeremos los pedazos de historias y con el ejemplo y lo mejor de ellos haremos banderas para guiar a un pueblo con identidad que ama el lugar donde vive, que lo defiende, lo honra y lo engrandece.
La fuerte tormenta sumada a la desidia y falta de previsión de las autoridades, fueron el tiro de gracia para el centenario puente colgante, ícono de la historia de la ciudad de Río Grande, que esta tarde de viernes cayó finalmente a las aguas del río. La estructura estaba pendiendo de arreglos provisorios tras ceder algunos de sus tensores, juntando numerosos planchones de hielo que arrastraba la corriente en los últimos días. El fuerte viento hoy puso punto final al puente por el cual semanas atrás se movilizó el Centro de Antiguos Pobladores.
El 13 de diciembre de 2010 se había producido el colapso parcial del puente a partir de fuertes ráfagas de viento, día desde el cual se anunciaron numerosas gestiones y trabajos que solo quedaron en reparaciones provisorias, en reemplazo de los tensores que se cortaron y dejaron uno de los sectores semisumergidos en las aguas del río Grande.
La antigua estructura de acero había sido construida en el año 1918 por la familia Menéndez como manera de poder comunicar sus estancias; la Primera Argentina (hoy José Menéndez) y la segunda Argentina (María Behety), y en 93 años de falta de mantenimiento y desatención a su interés histórico por parte de autoridades, finalmente se perdió esta tarde de viernes.
Los fuertes vientos llevaron al colapso del puente desde el sector donde se habían producido los desprendimientos de tensores, sobre la margen sur del río, quedando la estructura soportada solamente desde la margen norte, en lo que será un inminente desprendimiento de la estructura total. El viejo puente colgando estaba declarado como «Patrimonio Histórico, Cultural y Arquitectónico Municipal» y «Monumento Histórico Provincial», además de contar con media sanción en Cámara de Diputados a la espera de un pronunciamiento en el Senado, para ser declarado «Monumento Histórico Nacional»; a pesar de lo cual nunca se destinaron fondos ni esfuerzos para su recuperación, a pesar de que se venía alertando desde hace muchos años sobre su deterioro. Ya incluso fue un llamado de atención evidente el que se prohibiera la circulación por sobre el mismo, desde hace muchos años, a causa del deterioro evidente que incluso logró resistir la gran crecida del río Grande en el 2006, que llegó a sumergir parte de su estructura, que se mantuvo intacta en ese entonces. La desidia pudo mas y hoy Río Grande perdió un verdadero ícono de la historia de su formación como ciudad.
Los fuertes vientos llevaron al colapso del puente desde el sector donde se habían producido los desprendimientos de tensores, sobre la margen sur del río, quedando la estructura soportada solamente desde la margen norte, en lo que será un inminente desprendimiento de la estructura total. El viejo puente colgando estaba declarado como «Patrimonio Histórico, Cultural y Arquitectónico Municipal» y «Monumento Histórico Provincial», además de contar con media sanción en Cámara de Diputados a la espera de un pronunciamiento en el Senado, para ser declarado «Monumento Histórico Nacional»; a pesar de lo cual nunca se destinaron fondos ni esfuerzos para su recuperación, a pesar de que se venía alertando desde hace muchos años sobre su deterioro. Ya incluso fue un llamado de atención evidente el que se prohibiera la circulación por sobre el mismo, desde hace muchos años, a causa del deterioro evidente que incluso logró resistir la gran crecida del río Grande en el 2006, que llegó a sumergir parte de su estructura, que se mantuvo intacta en ese entonces. La desidia pudo mas y hoy Río Grande perdió un verdadero ícono de la historia de su formación como ciudad.
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